viernes, enero 29, 2010

Despacho 211

Marco llega a su primer dia de trabajo, está nervioso. Lo recibe El Gran Hombre en su despacho, El Gran Hombre lo escogió en una entrevista. El Gran Hombre le da la bienvenida y lo acompaña a la sala donde desempeñará su trabajo.

Estos van a ser tus compañeros, te dejo para que te hagas con ellos - Dice antes de salir de la sala.

Ellos lo saludan, él responde escuetamente.

Marco ya no está nervioso, observa a sus compañeros detenidamente, repara en uno sentado cerca de él. Es mas bajo que él, tiene algo de sobrepeso, Marco lo reconoce un blando.

Marco se abalanza sobre él, estampa su cara contra la mesa, lo arroja sobre el suelo ignorando sus gritos, se sienta sobre su pecho y empieza a percutir con sus puños sobre su rostro. Pronto los gritos dejan paso a un quejido grave y continuo.

Marco se levanta, le duelen los puños. Tiene algo de sangre sobre la camisa nueva. Mira satisfecho las caras de estupor de sus compañeros que se separan de él, ve miedo en los ojos de varios de ellos.

Ahora me respetarán - Piensa.

Marco no entiende que hace allí la policía.

Marco no comprende por que lo esposan.

Marco ha visto demasiadas películas de género carcelario.

domingo, enero 24, 2010

La galera laboral

Abajo están los remeros, inclinados sobre los remos, bogando sin parar, sus hipotecas son sus condenas.

Un poco mas arriba está el que da los latigazos, se cree importante, pero si el barco se va a pique él se pudre en las cubiertas inferiores.

Un poco mas arriba está el del tambor, marca el ritmo pero está tan condenado como todos los de abajo.

Arriba, en cubierta ya toca el aire, están los que mueven las velas según sopla el viento, lameculos y pelotas. más arriba están los que suben a los mástiles, trepas se les llama, las dos clases saben nadar y casi siempre se salvan.

En el alcazar oficiales que solo saben pavonearse y mostrar galones. El capitán está solo, pero todos están solos, suele ser el que menos tiene idea de todo. Si se hunde el barco todos ellos tienen un bote preparado, ni se mojan la ropa.

Un náufrago abrazado a un madero los ve venir, el muy imbécil cree que hace un buen trato si lo suben y le permiten ponerse a remar.

¡Ah del barco! - Me pongo a gritar

sábado, enero 23, 2010

Paredes

El ser humano es increiblemente estúpido, a veces uno de ellos se pasa meses dandose cabezazos contra una pared que no pude cruzar. A veces necesita que llegue otro de ellos y le enseñe que un metro a la derecha hay una puerta para cruzar. A veces un hombre no quiere saber ver las puertas. A veces ese hombre es uno mismo.

jueves, enero 07, 2010

La oreja rota

Marco espera su turno sentado, con la espalda muy recta, quiere dar buena imagen. Él es el último, otros han entrado antes, ninguno ha vuelto a salir.

La secretaria abre la puerta y le pide que entre, una sala grande, mucho mayor de lo que esperaba, los demás están allí, sentados contra las paredes. En el centro hay un enorme escritorio donde está el que decide, le indica que se siente enfrente.

Antes de continuar con el proceso, dice el que decide, queremos una demostración de su compromiso, córtese la oreja izquierda.

Marco se sobresalta, sobre el escritorio hay una navaja de afeitar y una toalla blanca, antes no las había visto. Observa a los demás, en los que no se había detenido antes, todos tienen una oreja cubierta por gasas.

Marco decide que él no es menos que nadie, coge la navaja y sin un quejido se corta la oreja izquierda, rápidamente aplica presión con la toalla, no quiere mancharse la camisa nueva. La secretaria, vestida ahora de enfermera, desinfecta la herida y la cubre con gasas.

¿Como continúa el proceso?, pregunta Marco para romper el incómodo silencio. No hay respuesta. Poco a poco, Marco nota una sonrisa dibujada en el rostro del que decide, mira alrededor, los demás también sonríen, quizás siempre habían estado todos sonriendo. Uno a uno, los otros se arrancan las gasas para mostrar sus pabellones auditivos intactos.

Marco mira al que decide para pedirle explicaciones. Lo lamento, dice este, creemos que no encaja usted con el perfil que buscamos para el puesto.

La enfermera, que vuelve a estar vestida de secretaria, le indica a Marco que la siga hasta la salida, él la acompaña dócilmente. Una vez en la calle, Marco comprende que está de acuerdo con el que decide, no reunía las condiciones necesarias para el puesto.

Camina hacia el metro nervioso, esa misma tarde tiene otra entrevista de trabajo.