Mervellé

Bebo como siempre, acabo como siempre, donde siempre. Estoy morreandome con una tipa, me suena su cara, me dice su nombre, creo atar cabos pero mi cabeza me traiciona. Mi mente está nublada por el alcohol, se me ocurre que es mi profesora de educación física del instituto, la edad no encaja, deshecho la idea.

Suena Kortatu, suena Barricada, grito las letras de mi juventud con ella, recuerdo por qué acabo siempre en este sitio. Media hora después entre una canción y otra me mira a la cara fijamente, una luz se enciende en su cabeza, lo siguiente que me dice es que me largue, de una forma educada pero que me largue. Una bota me aplasta contra el suelo, salgo tambaleante a la calle con las tripas revueltas, entonces no lo entendí. Ahora sé que me reconoció.

Cuando llego a casa sueño cosas raras, en el mismo momento en que me despierto en mi cama lo sé. La mente trabaja de forma extraña. No era una profesora del instituto, sino de la universidad. No sé que demonios pensar sobre eso.

Cuando tenía veinte años me encantaba esta canción, el Loco supuraba tristeza. Me falta una rubia y un Cadillac, pero mierda, hoy el triste soy yo.



Bueno, también falta una tipa que ahora sera formal y cuyo recuerdo me atormente, pero que la realidad no estropee una buena historia, dijo alguien.